sábado, 4 de agosto de 2007
Oculto
Como si fuera una camara oculta, el /ella, me mira. Me preguntá cualquier titúlo, cualquier autor, inclusive libros y autores que no existen salvo en su cabeza (podrida), pero yo les respondo muy bién, correcta, como debo ser.
Tecleo en la computadora aquel titúlo insignificante, ya los reconozco, ya se quienes son ellos.
Respondo: "El libro no se encuentra" "Lo que puedo hacer es anotarte en un cuaderno de clientes, tomar tus datos y si el libro aparece te llamo, o te lo busco y te llamo" "Ese libro esta descatalogado, o sea, no esta en el catálogo de la editorial, lo único que quizás lo consigas en alguna librería de usados, hay muchas librerías viejas y nuevas en Avenida Corrientes, cruzando la 9 de julio, desde Libertad hasta Callao, de las dos manos".
Me quedo pensando, vuelvo a repetir, los reconozco, son ocultos.
En algunos casos tomo sus datos, en otros ya me acuerdo de su cara.
Les digo la verdad, es muy feo trabajar en una librería que te manda clientes ocultos todo el tiempo, para vigilarte si tenés el cartelito con tu nombre puesto o si tenés la camisa bién arreglada. Si tratas bién al cliente. Yo estoy segura que todas las cosas las hago bién, por algo me consideran excelente vendedora y no me quieren sacar de mi sucursal.
Pero bueno, se ve que a los jefes superiores que tienen esta manía no les queda claro.

(Ojo no solo lo hicieron conmigo, si no, con todos).

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